Son bastantes las personas que me han llamado o me han parado por la calle para comentarme que les gustó mucho la Tertulia de Salud última dedicada a poner en su sitio los conocimientos que sobre la gastronomía se tienen y que se enlazan directamente con la salud del individuo.
Soy de la opinión que casi todo influye o puede influir en la salud del individuo. Y es bueno hablar de ello. Si hubiera mayor comunicación entre la sanidad y el ciudadano se utilizarían menos los recursos y el gasto, obviamente, sería menor o más racional. Discernir qué es normal y qué no lo es, sitúa al sujeto en su camino vital. Se habla que cerca del 25 % (¡ojo, uno de cada 4!) de los ciudadanos padecen algún disturbio psicofísico derivado del estrés, la ansiedad o discontrol psíquico, y que ello acarrean un porcentaje nada despreciable de consecuencias patológicas escasamente controlables por medios físicos. Se ve en nuestras consultas. Ayer atendía a una paciente con un defecto cognitivo de carácter posiblemente mixto, vascular más Alzheimer. Su hija, con la que vivía, me preguntaba cuál podía llegar a ser la vida a partir de entonces. Se la expliqué, sin exageraciones ni vaguedades, solamente con la experiencia que me ha proporcionado todos los años que llevo trabajando en esta parcela de la enfermedad. La noté que el cielo se le cubría. La tranquilicé y orienté auna página web en donde está colgado a disposición de todo aquél que lo precise una
Guía que escribí ya hace un tiempo y que explica el día a día con un paciente de
Alzheimer y cómo no morir en el intento... Allí se explica la enfermedad de una forma sencilla y comprensible y se proporcionan las "herramientas" para mejorar la calidad de vida de todos los que forman parte de esta convivencia. Y, por supuesto, le dije que yo no desaparecía, que estaba allí para ayudarle en sus problemáticas diarias, y también la Asociación de Familiares de Alzheimer, y los Servicios Sociales Municipales y autonómicos. Todos tenemos la obligación de estar. Éso es sociedad:comunicación de todo aquello que mejora la calidad de vida de quienes vivimos en unos cuantos metros cuadrados de superficie terrenal. Lo demás... no vale la pena.