PRIMA VERA DE LA PRIMAVERA.
Los kleenex y los antihistamínicos van a proliferar esta primavera... Llovió mucho en invierno y las gramíneas se preveen que inunden nuestros campos durante los meses de mayo y junio, que es cuando la polinización es más intensa. Los que no tenemos este problema no nos imaginamos suficientemente lo angustioso que debe ser no poder tomar aire por la nariz, llorar los ojos continuamente o sentir que el aire no entra en la cantidad deseada en nuestros pulmones... Se calcula que el 20% de los españoles son sensibles a esta circunstancia patológica.
Lo que para nosotros es la etapa más hermosa del año, con sus colores explotando en jardines y campos, los perfumes de las flores tiñendo nuestro interior, para otros es un calvario que mitigan en parte con los tratamientos específicos que les prescribe su médico.
Leo que la vacunación contra esta patología alergínica extrínseca se está haciendo ya por vía oral. Al parecer los resultasdos son equiparables a los que se conseguían por medidas parenterales, o sea pinchándose todos los meses del año hasta que comenzaba la primavera y la consiguinete polinización. Es un gran adelanto.
Debe recordarse, además, que es una etapa peligrosa para los pacientes, dado que los fármacos principales que toman, los antihistamínicos, muchos de ellos tienen efectos secundarios frente a la atención, actuando sobre el Sistema Nervioso Central, estando por ello más proclives a despistes que pueden provocar accidentes de cualquier tipo.
En definitiva, es una etapa delicada que influye no solamente sobre el organismo en sí, sino también sobre el carácter. ¿Se imaginan cómo tiene que sentirse una persona que teme salir a la calle en el medio rural o cerca de un parque en el medio urbano...?. Debe animarse, por ello, a que acudan cuanto antes a su médico de cabecera para que le explique la forma de controlar sus síntomas para llevar lo mejor posible esta maravillosa augurante primavera.
1 comentarios:
Afortunadamente no me afecta personalmente este problema, pero he vivido cuatro casos agudos en el seno de mi familia más cercana.
Cuando conocí a la madre de mi marido sufría de asma crónico con picos de crisis agudas. Lo soportaba como una fatalidad sin solución. Lo cierto es que a temporadas era angustioso.
Mi hijo mayor a los tres años comenzó con síntomas. Gracias a Dios tenemos un cuñado médico pediatra que lo cogió muy a tiempo. Ejercía en el Hospital de la Paz en Madrid, y allí nos trasladamos para hacerle las pruebas alérgicas y las consiguientes vacunas.
Entonces eran dos pinchazos por semana, pero a los siete años estaba curado totalmente.
El Dr. Roqués, mi cuñado, le propuso a mi suegra probar con el tratamiento; fue como un milagro, no se curó por completo, pero las crisis agudas desaparecieron.
Posteriormente, mi nieta Marta, a los cinco años comenzó con síntomas que le fueron tratados sin vacuna, pero a los ocho surgió el asma en su versión aguda y hubo que empezar con el tratamiento específico que aún continua a los doce, eso sí, muy mejorada.
El cuarto caso es mi nieto Pablo. Comenzó tarde, a los trece años, pero muy aparatoso y de golpe. Lleva un año con el pinchazo mensual y aquellos sustos del principio no se han repetido.
Concretando, bienvenidos los fármacos que nos van a librar de tres bronquíticos crónicos con lo que todo ello conlleva.
Amén de los buenos años que le proporcionaron a mi suegra hasta que murió por otra causa.
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